En el largo camino hacia la adopción masiva de Web3, el "pago" siempre ha sido la categoría más esperada, pero también la que enfrenta más dificultades. Durante mucho tiempo, el sueño de la industria ha sido construir un puente sin costuras, permitiendo que las personas comunes utilicen activos encriptados en el mundo real de manera fácil, como si estuvieran usando una tarjeta de crédito.
En junio de 2025, este sueño parecía haber recibido dos notas al pie diametralmente opuestas. Por un lado, el gigante de pagos Mastercard se asoció con el líder en oráculos Chainlink para anunciar con gran pompa que abriría un gran plan para permitir a más de 3 mil millones de titulares de tarjetas en todo el mundo hacer "compras de criptomonedas" directamente con sus tarjetas. Por otro lado, el aclamado proveedor de servicios de tarjetas U, Infini, anunció con pesar el cierre total de todos sus servicios de pago con tarjetas, lo que provocó una gran conmoción en la comunidad.
Por un lado están las ambiciones de los gigantes de las finanzas tradicionales, y por el otro, la salida resignada de los exploradores nativos de Web3. Esta escena de dos mundos opuestos nos lleva a plantear una profunda