Siendo investigador en el ámbito militar, últimamente he estudiado la situación en Irán a través de numerosos canales y ahora estoy relativamente optimista sobre sus perspectivas. La situación actual podría llevar a una resolución rápida, y es posible que ocurra un cambio de régimen similar al modelo sirio.
En primer lugar, la geografía determina la naturaleza del conflicto. Israel e Irán están separados por más de mil kilómetros, y en medio se encuentra Siria, que acaba de experimentar un cambio de régimen, lo que hace que la guerra terrestre sea prácticamente imposible. Sin una guerra terrestre, se puede evitar el riesgo de verse envuelto en una guerra de desgaste prolongada. En la actualidad, Israel controla principalmente el espacio aéreo de Irán y aplica una estrategia de ataques selectivos para eliminar objetivos y instalaciones clave uno tras otro. Sin embargo, los combates a larga distancia representan un problema para la resistencia de los cazas, lo que explica por qué Estados Unidos ha enviado más de 30 aviones cisterna para apoyar a Israel. Una vez que se establezcan estas garantías logísticas, Israel podrá presionar al régimen iraní, que tiene capacidades limitadas de contraataque y escasas reservas de misiles para formar una disuasión efectiva.
Otro factor importante es la estructura interna de Irán. Irán es un país donde las minorías gobiernan a la mayoría, las contradicciones internas se han acumulado durante mucho tiempo, y la base del poder no es estable. La estrategia de los ataques de Israel está dirigida al régimen existente, no a todo el país, por lo que la mayor parte de la población iraní no siente una fuerte resistencia, algunos incluso adoptan una posición de espera, esperando ver cambios provocados por el cambio del régimen actual.
La situación actual se puede caracterizar de la siguiente manera: Israel controla el espacio aéreo y realiza ataques selectivos a ciertos objetivos; Irán no tiene medios efectivos de contrarrestar; las partes no llevarán a cabo una guerra terrestre; el apoyo de la población iraní al régimen actual es bajo. En tales condiciones, la presión constante puede llevar a que el régimen actual en Irán no pueda continuar existiendo.
Los Estados Unidos no están obligados a participar directamente en las hostilidades en este proceso; es suficiente para ellos proporcionar combustible aéreo a Israel y otro apoyo logístico, así como enviar portaaviones para la disuasión. Una vez que el régimen de Irán se debilite, la oposición puede tener la oportunidad de derrocar al gobierno, lo que llevaría a un cambio en el paisaje político de Irán, similar a lo que ocurrió en Siria. Si se materializa este escenario, los factores de inestabilidad en la región del Medio Oriente se reducirán significativamente, y las condiciones de seguridad en la región pueden mejorar.
Al igual que en el caso de los cambios en Siria, que superaron las expectativas de muchos, la transformación política en Irán también puede ocurrir más rápido de lo que se pensaba. Sin embargo, la política internacional está llena de incertidumbres, y la dirección real aún requiere una observación cautelosa.
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Siendo investigador en el ámbito militar, últimamente he estudiado la situación en Irán a través de numerosos canales y ahora estoy relativamente optimista sobre sus perspectivas. La situación actual podría llevar a una resolución rápida, y es posible que ocurra un cambio de régimen similar al modelo sirio.
En primer lugar, la geografía determina la naturaleza del conflicto. Israel e Irán están separados por más de mil kilómetros, y en medio se encuentra Siria, que acaba de experimentar un cambio de régimen, lo que hace que la guerra terrestre sea prácticamente imposible. Sin una guerra terrestre, se puede evitar el riesgo de verse envuelto en una guerra de desgaste prolongada. En la actualidad, Israel controla principalmente el espacio aéreo de Irán y aplica una estrategia de ataques selectivos para eliminar objetivos y instalaciones clave uno tras otro. Sin embargo, los combates a larga distancia representan un problema para la resistencia de los cazas, lo que explica por qué Estados Unidos ha enviado más de 30 aviones cisterna para apoyar a Israel. Una vez que se establezcan estas garantías logísticas, Israel podrá presionar al régimen iraní, que tiene capacidades limitadas de contraataque y escasas reservas de misiles para formar una disuasión efectiva.
Otro factor importante es la estructura interna de Irán. Irán es un país donde las minorías gobiernan a la mayoría, las contradicciones internas se han acumulado durante mucho tiempo, y la base del poder no es estable. La estrategia de los ataques de Israel está dirigida al régimen existente, no a todo el país, por lo que la mayor parte de la población iraní no siente una fuerte resistencia, algunos incluso adoptan una posición de espera, esperando ver cambios provocados por el cambio del régimen actual.
La situación actual se puede caracterizar de la siguiente manera: Israel controla el espacio aéreo y realiza ataques selectivos a ciertos objetivos; Irán no tiene medios efectivos de contrarrestar; las partes no llevarán a cabo una guerra terrestre; el apoyo de la población iraní al régimen actual es bajo. En tales condiciones, la presión constante puede llevar a que el régimen actual en Irán no pueda continuar existiendo.
Los Estados Unidos no están obligados a participar directamente en las hostilidades en este proceso; es suficiente para ellos proporcionar combustible aéreo a Israel y otro apoyo logístico, así como enviar portaaviones para la disuasión. Una vez que el régimen de Irán se debilite, la oposición puede tener la oportunidad de derrocar al gobierno, lo que llevaría a un cambio en el paisaje político de Irán, similar a lo que ocurrió en Siria. Si se materializa este escenario, los factores de inestabilidad en la región del Medio Oriente se reducirán significativamente, y las condiciones de seguridad en la región pueden mejorar.
Al igual que en el caso de los cambios en Siria, que superaron las expectativas de muchos, la transformación política en Irán también puede ocurrir más rápido de lo que se pensaba. Sin embargo, la política internacional está llena de incertidumbres, y la dirección real aún requiere una observación cautelosa.